Hasta ahora las revueltas de Oriente Medio no habían tenido repercusión económica para Occidente, en tanto Túnez y Egipto no eran países productores de petróleo. Sin embargo, con el inicio de la crisis libia, el contexto ha cambiado. Libia tiene la octava mayor reserva mundial de petróleo: son 47.000 millones de barriles. Según la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos, la CIA, el país africano produce 1,79 millones de barriles por día, la 18ª mayor producción mundial.
Esta tesitura ha provocado que el barril de Brent haya aumentado su precio hasta los 116,82 dólares (cotización a 2 de marzo de 2011). Es por ello, por lo que nos preguntamos por las consecuencias que dicho aumento del crudo va a suponer para la economía.
En primer lugar, hay que decir que este aumento de precio se verá reflejado en la tasa de inflación que agudizará su ascenso. Hay que tener en cuenta, que en España, el último dato publicado se quedó en el 3.3 % por el 2.2 % de la media europea. Si estos datos persisten, es probable que el Banco Central Europeo cambie su política monetaria (hasta ahora con tipos muy bajos) y decida subir el precio del dinero. La consecuencia inmediata será que la tasa de inversión se resienta, en tanto tipos de interés y niveles de inversión tienen una relación negativa.
Todo ello, se puede traducir en un lastre para la leve recuperación económica que está experimentando nuestro país, y por tanto, la tasa de desempleo vería agravado su ascenso ante el debilitamiento del crecimiento económico.
La segunda de las consecuencias es el posible desabastecimiento. Nuestro país adquiere de Libia el 13 % de sus importaciones de crudo, y si recuperamos los datos que expusimos al inicio dicho estado ponía en el mercado cada día 1,79 millones de barriles. Con las revueltas, existe un cierto riesgo de desabastecimiento que sin embargo puede ser solventado con el aumento de la producción de barriles por parte de otros países. En este caso, la mejor posicionada para responder a este descenso de la oferta de petróleo es Arabia Saudí. Parece por tanto, que no existe riesgo cierto de desabastecimiento, pero conviene precisar que si las protestas se extienden a Arabia Saudí, el problema podría tener graves consecuencias pues no existe productor alguno capaz de sustituir a este país.
De esta manera, se puede decir que el principal problema que supondrá la crisis libia es el aumento de la inflación. En países como España con una tasa algo elevada dicho incremento tiene una relevancia algo mayor. Además, este aumento de los precios puede conllevar subidas de los tipos de interés (como ya está dejando entrever el Banco Central Europeo), y esta medida traerá consigo consecuencias negativas para la ya maltrecha tasa de paro en España.