Esta semana se celebraba la huelga general convocada por los sindicatos mayoritarios de nuestro país. Dejando a un lado la incuestionable legitimidad de la huelga en un momento donde los derechos de los trabajadores han retrocedido bastante en el tiempo, hemos asistido al debate sobre el coste para la economía de una protesta como esta. En este sentido, desde el partido que sostiene al Gobierno así como desde diversos medios de comunicación conservadores se ha extendido la idea de que una huelga general tiene un coste en torno a 2000 – 4000 millones de euros.
En esta ocasión nos proponemos analizar cuál es el coste para una economía de una huelga general.
Para estudiar esta cuestión vamos a partir de las cifras que hemos comentado anteriormente. De esta manera, deberíamos preguntarnos de dónde sale esta estimación. Vamos a suponer que estos datos se obtienen de la división del PIB español por el número de días que tiene un año. Siendo generosos con el seguimiento de la huelga, supondremos que la economía se detuvo al 100 % y que el coste, por tanto, se habría situado en los 4000 millones de euros. Sin embargo, si multiplicamos 4000 millones por 365 días obtenemos como resultado 1.4 billones (europeos) de euros. Teniendo en cuenta que el PIB español se sitúa en torno a 1 billón de euros ese dato supondría que la economía crece a un ritmo del 40 %. Esta consideración difiere mucho de la realidad, ya que actualmente el PIB se encuentra decreciendo al 1.7 % interanual. Por consiguiente, podemos decir que la estimación no tiene la menor base científica.
Pero profundicemos más en esta cuestión. ¿Se puede calcular el coste de una huelga de una forma tan reduccionista? Esto es, simple y llanamente dividiendo el PIB por el número de días del año. Si se acepta este razonamiento se incurre en un grave error reduccionista. El motivo es la suposición de que la producción que se perdió el día de huelga no se puede recuperar posteriormente o incluso no se incrementó en los días anteriores. Pongamos un ejemplo, los consumidores teniendo en cuenta que el día de la huelga no iban a poder consumir carne o pescado habrán acudido los días anteriores a la correspondiente carnicería/pescadería incrementando el consumo. De esta forma, aunque carniceros y pescaderos se hubieran visto obligados a cerrar por la protesta su impacto económico habría sido nulo, ya que su ritmo habitual de venta habría quedado compensado en los días anteriores.
Por otra parte, se está incurriendo en un segundo error que es aquel por el cual se estima que toda la producción es eficiente. Nos explicamos, imaginemos una factoría de coches. Con su ritmo habitual cada día se producen un número determinado de coches y se tienen que soportar unos costes: costes fijos (por ejemplo máquinas y salarios) y costes variables (por ejemplo electricidad). A estos costes se les busca hacer frente a través de los ingresos que se obtienen por la venta de coches. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que la producción de coches no siempre se va a vender al 100 % y por tanto, puede haber costes irrecuperables. De esta manera, vamos a tratar de analizar cómo afecta una huelga en un periodo de recesión (marcado por el descenso del consumo) en una factoría de coches. Con la protesta, los trabajadores no acuden ese día a trabajar y la empresa no paga salario (se reducen los costes fijos), además como no se fabrican vehículos la factura eléctrica desciende (se reducen los costes variables). Pero es que incluso al no incrementarse la producción se pueden dar salidas a los excedentes de la fábrica y mejorar el ratio coste/beneficio.
Estamos pues ante una paradoja, parece que una medida que a priori podía ser vista como un perjuicio para la empresa se ha convertido en una ventaja.
Con este análisis lo que hemos buscado demostrar es que utilizar el reduccionismo de forma ilimitada puede llevar a cometer errores de bulto. Además, se puede comprobar que las estimaciones precipitadas no resisten a las matemáticas. Quiere decirse que una huelga no tiene porqué ser per se perjudicial para la economía. Se requiere un análisis más profundo y riguroso para hacer ese tipo de aseveraciones. Es decir, se debe realizar un análisis ex ante y ex post a la huelga para ver el impacto de la propuesta en la producción económica.