Mañana entra en servicio el nuevo trazado de alta velocidad ferroviaria que unirá Madrid con Valencia en unos 95 minutos. A priori todo parece perfecto, sin embargo me ha parecido interesante realizar un pequeño análisis para mostrar que no es oro todo lo que reluce.
Vamos a comenzar analizando las alternativas para fijar el trazado que uniera ambas ciudades:
1. Trazado Norte. Este trazado es el que finalmente se escogió sin tener en cuenta ciertos factores importantes. Por una parte, el coste de esta opción era muy superior al resto de alternativas en tanto la orografía del terreno presentaba más dificultades. La provincia de Cuenca tiene un relieve bastante accidentado, lo que provocó que el desembolso del trazado tuviera que ser muy elevado para salvar dichas dificultades. De otro lado, las administraciones no tuvieron en cuenta que el trazado atravesaba el parque natural de las hoces del Cabriel. Concretamente, el Tribunal Supremo (en una sentencia a la que apenas se le ha dado relevancia) declaró ilegal el trazado argumentando que atravesaba un espacio protegido en el tramo entre Motilla de Palancar y Valencia. Sin embargo, el trazado ya estaba construido por lo que el proyecto siguió adelante sin mayor problema.
2. El Trazado Sur. Esta opción era la más barata. Se trataba de aprovechar la línea existente por Alcázar de San Juan y Albacete. La inversión era mucho menor, pues en gran parte significaba sustituir la línea convencional por el ancho internacional. A ello, hay que añadir que esa parte de Castilla la Mancha es completamente llana lo que significaba un gran ahorro en viaductos y túneles. Otro dato importante, es el número de viajeros afectados por el trazado. En este sentido, hay que decir que habiendo elegido esta opción se hubiera aprovechado el medio millón de viajeros que pasan por la estación de Alcázar de San Juan cada año, unido a la oportunidad de conectar Albacete con Valencia y Alicante. Se trataba de la alternativa más eficiente por ahorro de costes y por número de viajeros, pues la comarca de Cuenca (a pesar de ser capital de provincia) no tiene tanta población como la comarca de La Mancha abanderada por las ciudades de Alcázar de San Juan y Tomelloso.
A pesar de este análisis, que suponemos que las tres administraciones tendrían en cuenta, se optó por la opción menos eficiente y además ilegal según el Tribunal Supremo. La justificación gira en torno a que por parte de Castilla La Mancha se quería conectar todas las capitales de provincia por alta velocidad. Sin embargo, al expresidente Bono se le olvidó que hay comarcas que no son capitales de provincia, pero donde habitan una parte importante de la ciudadanía manchega y que ahora se ven aisladas del tejido ferroviario.
Para concluir, sólo queda recapitular lo expuesto. El AVE que hoy ha quedado inaugurado y del que nuestros representantes tanto presumen no sólo es ilegal, sino que además dejó de lado los criterios de eficiencia y de ahorro a la hora de invertir, primando intereses políticos.