La semana que viene se cumplirá un año de la huelga general celebrada en contra de la reforma laboral que, entre otras cosas, abarató el despido y generalizó el contrato de fomento del empleo indefinido.
Un año más tarde, la tasa de desempleo siguen en cotas no asumibles, y sin vistas a mejorar en un corto plazo. En este contexto, la semana pasada se aprobó otra reforma del mercado de trabajo que elimina el plazo máximo de contratación laboral en un periodo de dos años.
Ante esta nueva medida, nos planteamos si estamos de nuevo ante una ocasión pérdida de realizar una reforma que ayudara a mejorar el nivel de paro.
Para profundizar en nuestro análisis, tenemos que indicar que existen dos grupos de agentes que participan como trabajadores en el mercado laboral.
En primer lugar, tenemos a los contratados de forma indefinida. Estos trabajadores están protegidos por la legislación laboral ante posibles despidos con una indemnización. Por otra parte, están los contratados de forma temporal que están en una situación de precariedad. Me explico, la indemnización por contrato temporal es prácticamente inexistente, y estos individuos están expuestos a no saber si continuarán o no en su puesto de trabajo cuando acabe el plazo, o el motivo para el que fueron contratados.
En este sentido, la reforma aprobada no ayuda en nada a mejorar la situación laboral de estos individuos, sino que los expone a más precariedad durante un periodo de dos años. Por parte del Ministerio de Trabajo, se ha argumentado que es mejor tener trabajadores temporales, antes que desempleados. Sin embargo, eso es asumir que hemos fracasado en nuestro intento por mejorar las condiciones del mercado laboral.
Existe una alternativa que fue propuesta por el grupo de los 100 economistas que lidera Juan José Dolado (Catedrático de Economía en la Universidad Carlos III). Este grupo de expertos ha presentado en diversas ocasiones un proyecto de legislación laboral. Resumiendo su alternativa, se puede decir que lo que se busca es acabar con los innumerables contratos existentes hasta el momento. Se tratataría de establecer un único contrato con una indemnización por despido en progresión.
¿Qué podemos conseguir de esta forma? Al empresario le puede resultar más barato mantener al trabajador en su puesto, que buscar a otro nuevo para sustituirlo. Me explico, hasta ahora un empresario no quiere transformar un contrato temporal en indefinido, ya que de esta forma en caso de tener que prescindir del trabajador tiene que hacer frente a indemnizaciones superiores. Sin embargo, con esta propuesta no existe tal problema. Si tenemos contratado a un individuo por un periodo de un año pongamos que le corresponde 4 días de indemnización por ese año. Si lo mantenemos en su puesto, cuando termine el segundo año 7, y así sucesivamente hasta que llegado un momento le corresponda una indeminización de contrato indefinido. Si observamos el ejemplo, podemos ver que el empresario no va a tener incentivos a sustituir al trabajador, ya que la cuantía por despido no le supone un esfuerzo titánico. Además pasado un periodo de tiempo, el trabajador se habrá convertido en un activo más de la empresa y no compensará sustituirlo por uno nuevo que no conozca el trabajo.
Como hemos analizado, estamos ante una alternativa que puede ayudar a mejorar las condiciones que empresarios y trabajadores tienen presentes a la hora de llevar a cabo su relación contractual. De esta manera, parece más lógico intentar reformar el mercado por esta vía, que no asumir que hemos fracasado y solo aspiramos a reducir el desempleo con contratos temporales y precarios.