Esta semana hemos conocido que PSOE y Podemos están cerca de llegar a un acuerdo para subir el IRPF a las “rentas más altas” asegurándose así el Gobierno Sánchez el apoyo del partido morado a los Presupuestos de 2019. La subida de impuestos se aplicará a todos aquellos contribuyentes con rentas superiores a los 150.000 euros y consistirá en la subida del tipo marginal que les es de aplicación.
A primera vista, cualquier lector podría asegurar que se trata de una medida encaminada a mejorar la equidad del impuesto, ya que va encaminado a conseguir que aquellos que obtengan rentas más elevadas soporten una mayor carga tributaria. Sin embargo, no deberíamos sacar conclusiones precipitadas, sino proceder a realizar un análisis sobre la eficacia de llevar a cabo dicha medida.
En primer lugar, comencemos determinando cuántas personas estarían sujetas a la subida impositiva. Para poder determinar el alcance de la medida acudimos a los datos que ofrece el Sindicato de Técnicos de Hacienda por los cuales se determina que actualmente existirían unos 91.000 contribuyentes en esta situación, lo que representa un 0.46 % del total de contribuyentes sujetos al impuesto.
Una vez determinado el número de contribuyentes, es momento de revisar cuánto podríamos mejorar la recaudación con la reforma que van a pactar PSOE y Podemos. En este sentido, según los cálculos del mismo sindicato la recaudación se vería incrementada en unos 400 millones de euros anualmente.
Con estos datos podemos comenzar a realizar un análisis sobre la eficacia de llevar a cabo dicha medida. El primer reto al que se enfrenta el Ejecutivo de Sánchez es la necesidad de obtener nuevas fuentes de recaudación que consigan asegurar el cumplimiento de los objetivos de déficit público que han pactado con la Comisión Europea. En este sentido, abordar una reforma tributaria se hace esencial. Sin embargo, parece que con esta medida nos quedaríamos un poco lejos de mejorar la recaudación del IRPF. Recordemos a nuestros lectores que nuestro país no obtiene buenos resultados de recaudación por el IRPF que se pueden achacar a diversas causas (falta de equidad del impuesto, complejidad o ligación excesiva del impuesto al ciclo económico entre otras). Podríamos asegurar entonces que la reforma fiscal debería ser de mayor calado y encaminarla a los verdaderos problemas que presenta el impuesto. Todo ello además, porque si el objetivo es subir el impuesto a “los más ricos” no parece que lo idóneo sea utilizar el IRPF, ya que parece improbable que sólo 91.000 personas tengan una renta superior a 150.000 euros en nuestro país.
Por todo ello, las medidas del bloque de izquierdas deberían ir encaminadas a simplificar el impuesto sobre la renta. Cualquier persona que haya hecho la denominada como declaración de la renta se ha enfrentado a una amalgama de reducciones y deducciones que sólo benefician a pequeñas minorías de la población y que lastran la recaudación. Un primer paso, sería eliminar dichas reducciones y/o deducciones y mejorar igualmente la equidad del impuesto. Cabe recordar en este punto, a modo de ejemplo, que dos personas que obtienen la misma renta deberían pagar los mismos impuestos, con independencia de que una de ellas decida llevar a sus hijos a colegio privado.
Pero igualmente, si lo que buscamos es asegurar que los “más ricos” contribuyan de una manera justa a los gastos comunes deberíamos enfocar la reforma desde un punto de vista distinto. En este sentido, debemos tener en cuenta que las rentas altas obtienen gran parte de sus ingresos por la vía de los rendimientos del capital (mobiliario e inmobilario). Por tanto, parece más lógico revisar los tipos impositivos de los rendimientos del capital y enfocarlos a introducir progresividad en los tipos. De esta forma, nos aseguramos que las rentas más altas contribuyan en mayor medida y además mejoramos la recaudación.
Finalmente, la mejora de la equidad impositiva debería centrarse igualmente en el Impuesto de Sociedades. Con mayor incidencia que en el IRPF observamos la existencia de numerosas exenciones, reducciones y deducciones de las que se benefician los grandes grupos empresariales que llevan, en algunos casos, a que las empresas del IBEX-35 paguen menos impuestos que algunas rentas medidas que soportan el IRPF.
Por todo ello, la ministra de Hacienda debería encomiar a sus socios morados a centrar la reforma tributaria en mejorar la recaudación y conseguir efectivamente que aquellos que obtienen mayores rentas soportan una mayor carga impositiva. De lo contrario, aplicar sólo medidas como la reforma del IRPFa las rentas superiores a 150.000 euros podrían interpretarse como un parche que lejos de beneficiar al electorado típico de los partidos de izquierdas acabaría por confundirlo.