Vivimos una época marcada por las turbulencias fiscales. Los gobiernos preocupados por sus índices de déficit público y deuda han puesto en marcha políticas fiscales contractivas que se materializan en recortes de gasto o en subidas de impuestos. En este contexto, nos ha parecido interesante abordar un concepto económico conocido como la curva de Laffer.
Este debe su nombre al economista Arthur Laffer que a través de una curva teorizó acerca de la relación entre impuestos y recaudación. Existe una leyenda que explica que fue en una servilleta en la que Arthur Laffer dibujó su renombrada curva. Durante una cena en el restaurante Two Continents de Washington, en los años setenta, Laffer fue invitado por el jefe de Gabinete del entonces presidente Gerald Ford. Había otros comensales, como el periodista Jude Wanninski, de The Wall Street Journal, quien luego escribió en un libro esta anécdota. Laffer trataba de explicar al asesor de la Casa Blanca las ventajas de una rebaja fiscal y para ilustrar sus ideas, tiró de una servilleta y dibujó su famosa gráfica.
En el gráfico anterior podemos observar el modelo que ahora vamos a explicar. La curva de Laffer se dibuja con forma de U invertida para evidenciar que existe un punto óptimo en el que se maximiza la recaudación del Estado para un nivel determinado de impuestos. A partir de ese punto, si un Estado decide incrementar el gravamen a sus ciudadanos comenzará a reducirse la recaudación. Eso es así porque según la teoría los individuos estarán dispuestos a renunciar a horas de trabajo, ya que valoran más su tiempo de ocio debido a los impuestos excesivos.
Como observamos, la curva de Laffer se basa en el modelo microecónomico de ocio/consumo en el que se analizan las decisiones de los consumidores de acuerdo a sus preferencias y restricciones temporales. No obstante, este modelo (como todos) peca de reduccionista y se olvida de que en la práctica los individuos no pueden elegir cuantas horas pueden o no trabajar.
Sin embargo, a pesar del escaso rigor matemático de la curva de Laffer y de su excesiva teorización de la economía, este concepto puede ser relevante a la hora de hablar de reformas impositivas. Existe un aspecto que no se le puede negar a esta curva, y es que efectivamente existe un nivel de impuestos óptimo. En este sentido, tendremos que buscar evidencias que nos ayuden a determinar si estamos en el lado izquierdo o derecho de la curva para saber que política impositiva nos conviene mas.
Vamos a tratar de explicarlo mejor con un ejemplo. En España la tasa de desempleo ha dejado unos números de 5.279.000 parados. Este dato puede evidenciar que los tributos referentes al mercado de trabajo (Seguridad Social e IRPF) se encuentren en el lado derecho de la curva, de modo que los individuos se vean apartados del mercado de trabajo o se encuentren trabajando de forma sumergida. Es decir, como los impuestos son elevados para empresarios y trabajadores, unos y otros están dispuestos a renunciar a la protección del sistema público y realizar su trabajo de un modo encubierto. Por tanto, en una situación como esta si redujéramos los tipos de la Seguridad Social y del IRPF, empresarios y trabajadores estarían dispuestos a legalizar su situación, ya que los costes serían inferiores y la posible sanción al ser descubiertos no les saldrían tan rentable. De esta forma, reduciendo los tipos impositivos el Estado no dejaría de recaudar, sino que aumentaría sus ingresos. Volviendo al concepto de Laffer pasaríamos de encontrarnos en la parte derecha de la curva a un nivel cercano al óptimo.
No obstante, si utilizamos este concepto de forma ilimitada podemos encontrarnos en una situación contraria. Es decir, tenemos que tener evidencias suficientes del lado de la curva en el que nos encontramos, ya que si estamos en el lado izquierdo un descenso de los impuestos afectaría a la recaudación y al bienestar de los ciudadanos.
Para concluir, nos gustaría hacer referencia a las distintas interpretaciones que se realizan de esta curva, ya que podemos caer en un error si reducimos la interpretación de la curva a que las bajadas de impuestos pueden tener un efecto positivo en la recaudación. Como hemos explicado, es importante no olvidar que la curva tiene dos partes y se hace necesario determinar en que lado nos encontramos para concluir si las bajadas o subidas de impuestos tienen un efecto positivo para la actividad económica. Si somos especialmente reduccionistas y pensamos que la curva de Laffer sólo la forma la pendiente descendente de la parte derecha corremos el riesgo de implementar políticas impositivas perjudiciales para la economía.