La semana pasada el INE (Instituto Nacional de Estadística) publicó el IPC adelantado de marzo, donde se reflejaba una tasa negativa del -0.1.
Este índice, como decimos, previo al IPC que se publicará el 15 de abril, no suele diferir de manera significativa con el mismo. De esta manera, cabría preguntarse si realmente nos encontramos bajo deflación.
En primer lugar, antes de entrar en mayor análisis vamos a definir qué entendemos por deflación. De acuerdo con el criterio establecido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) se entiende por deflación la caída de los precios en el conjunto de la economía que se prolonga durante varios períodos (al menos dos trimestres). Por tanto, se excluirían las caídas de precios de sectores concretos, o las que se produzcan en momentos puntuales.
Una vez definido el concepto de deflación cabría preguntarse ¿Qué es lo que la provoca? Para responder a dicha cuestión hay que tener en cuenta que esta coyuntura se va a producir cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda. Este desajuste puede ser provocado por dos motivos:
· Insuficiencia de la demanda
· Exceso de la oferta
Llegados a este punto, pasamos a analizar cuáles serían los efectos para la economía dela deflación. A la hora de hablar de consecuencias hay que diferenciar dos entornos, es decir, si la economía se encuentra en expansión o crecimiento, o si por el contrario está contrayéndose (recesión).