Hoy día 2 de enero entra en vigor la nueva ley antitabaco cuya medida estandarte es la prohibición del tabaco en los espacios públicos cerrados. Esto ha provocado que el sector de la hostelería se ponga en pie de guerra argumentando que dicha condición provocará pérdidas económicas en bares, restaurantes y locales de ocio. Es por ello por lo que nos ha parecido interesante realizar un análisis del impacto económico que tiene el tabaco.
En primer lugar, hay que decir que el tabaco es un ejemplo claro de externalidad negativa. ¿Qué entendemos por tal? Es la situación que se produce cuando las acciones de un agente reducen el bienestar de otros agentes de la economía. En el caso que nos ocupa los fumadores están afectando el bienestar de los no fumadores en tanto contaminan su aire. Del mismo modo, la evidencia empírica demuestra que los fumadores usan en mayor medida los recursos sanitarios. De esta manera, el uso del tabaco también afecta aumentando el gasto sanitario con la consiguiente carga impositiva para todos los contribuyentes.
Una vez explicado el significado de la externalidad negativa que representa el tabaco es momento de referirnos a las posibles soluciones económicas. Una respuesta clásica a las externalidades es el uso del Teorema de Coase. Este determina que definiendo correctamente los derechos de propiedad, y en ausencia de costes de transacción los agentes serán capaces de llegar a un acuerdo. En el caso del tabaco se trataría de otorgar el derecho de propiedad del aire a los no fumadores y estos comerciarían con los fumadores llegando a un acuerdo que solucionara la externalidad. Sin embargo, en la práctica existe un problema, en tanto no es fácil definir los derechos de propiedad del aire en general. Por tanto, la aplicación del teorema de Coase es limitada.
Otra alternativa es la prohibición del tabaco en los espacios cerrados (que es la que se materializa en la ley). ¿Qué efecto económico tiene tal medida? Los hosteleros argumentan que se van a producir pérdidas en sus establecimiento que según el Instituto de Estudios Económicos rondarían el 3.3 al 4.4 % tomando como referencia la experiencia de otros países como Irlanda o Italia. Sin embargo, este estudio presenta ciertas limitaciones. Me explico, en primer lugar compara las pérdidas de unos países a otros sin tener en cuenta las preferencias sociales. Quiero decir que no se puede comparar las preferencias por los bares en un país como España, donde la mayor parte de las relaciones sociales se llevan a cabo en estos establecimientos, con otros países distintos al nuestro. Por otra parte, el estudio achaca las pérdidas de los establecimientos a la implantación de la ley antitabaco sin tener en cuenta que pueden existir otros factores que expliquen el descenso de la demanda de estos establecimientos. El estudio debería tener en cuenta, que existen aspectos que pueden modificar la demanda de este producto (bares) como la crisis económica, el descenso del precio de la televisión de pago (fútbol).
En este sentido, me gustaría introducir un concepto, la elasticidad de la demanda. Esta es una medida utilizada en economía para mostrar el grado de respuesta, o elasticidad, de la cantidad demandada de un bien o servicio a los cambios en las circunstancias de dicho bien o servicio. De esta manera, diremos que un bien o servicio es inelástico cuando ante un cambio en las circunstancias del mismo la demanda de dicho bien o servicio no sufre alteraciones. Introduzco este concepto porque en España la demanda de bares es un ejemplo de inelasticidad. Esto es así porque las relaciones sociales en nuestro país no se entienden sin los bares o restaurantes. En ningún otro país existe la cultura de las cañas, tapas o vinos. De hecho, en plena crisis económica y con un desempleo que roza el 20 % los bares siguen estando igual de llenos que otras circunstancias.
Otro efecto económico de la ley va a ser el descenso de la recaudación. Aproximadamente el tabaco aporta a las arcas del Estado 9000 millones de euros al año. Con una ley restrictiva es lógico pensar que se producirá un descenso en las ventas y por tanto la recaudación descenderá. Sin embargo, es lógico también pensar que debido a la restricción del tabaco en los espacios cerrados el número de enfermos provocados por el tabaco también descienda, y con ello el gasto sanitario.
Para terminar me gustaría decir que el argumento de la hostelería me parece precipitado e inconsistente. Me parece que la nueva ley genera más aspectos positivos que negativos y que el análisis que debe realizarse debe ser más profundo y no con argumentos como la experiencia en países tan distintos al nuestro como Irlanda. En cualquier caso, a partir de hoy todos podremos disfrutar de un ambiente menos cargado.
¡Feliz año nuevo a todos!