Así titula en su editorial el semanario Der Spiegel sobre la posibilidad de que la crisis griega provoque el fracaso de la moneda única.
En la actualidad, estamos viviendo un tiempo en el que en ciertos países europeos están triunfando partidos de extrema derecha. Estos son los casos de Finlandia y Holanda, donde los partidos que sostienen al gobierno se oponen a posiciones europeístas, y por supuesto a medidas de ayuda al país heleno. Por su parte, en Alemania la canciller Merkel lleva tiempo realizando una política de bandazos que nada beneficia al club europeo. Filtraciones a la prensa, o lanzar dudas sobre la solvencia de algún país periférico europeo no ayudan en nada al sostenimiento de la Unión Europea. Parece en cierto modo, como así denuncia la publicación alemana, que el gobierno Merkel se está centrando en una política de supuesto interés nacional.
Sin embargo, Der Spiegel concreta que Alemania está olvidando que en los tiempos que corren sea posible plantearse un escenario sin la moneda única. Vista la actuación del ejecutivo germano, parece que nos encontráramos en los años 90 inmersos en un periodo de debate acerca de la conveniencia de la moneda única. De esta manera, Merkel se olvida de que ese periodo ya pasó, y que las consecuencias de una caída del euro serían muy perjudiciales para el conjunto de la Unión Europea, y especialmente para Alemania.
La publicación alemana, sostiene que se está perdiendo una oportunidad de abanderar la recuperación manteniendo la hegemonía en Europa. Se pone como ejemplo la actuación de Estados Unidos tras la II Guerra Mundial, donde se estableció el Plan Marshall que ayudó a los países europeos en la reconstrucción tras la contienda.
En este sentido, siendo un país con unas finanzas saneadas y con una productividad envidiable, no se está actuando a la altura de lo que se esperaría de un Estado de gran tradición europeísta. No se puede sembrar dudas sobre tus socios, realizar declaraciones que ponen en tela de juicio la solvencia de países miembro de la UE, y luego querer liderar Europa. Esta actitud desleal está provocando que en Grecia se denomine a la actuación del ejecutivo alemán como Euro-Nazi.
El semanario concluye, que aún estamos a tiempo de que Europa corrija su política y se centre en salir de la crisis que afecta a su moneda. Es absolutamente necesario que se concrete una política de consenso que muestre una moneda fuerte, puesto que si el euro falla no solo se producirán efectos monetarios. Quiere decirse, que la economía europea, y en mayor lugar la alemana vería afectada mucho su credibilidad si finalmente el euro fracasa. Alemania es responsable, en tanto que lidera la Unión. Además en el caso del supuesto fracaso será la principal perjudicada.