Finalmente la presión del Eurogrupo ha surtido efecto y España ha acabado solicitando el rescate en forma de línea de crédito para la banca. Se ha vivido un situación que se asemeja a la producida en Irlanda que resistió todo lo que pudo hasta que se vio abocada a solicitar la “ayuda”. No obstante, la situación es distinta ya que las necesidades de los bancos irlandeses suponían el 32 % de su PIB mientras que en nuestro país a priori no superarán el 4%.
Vista la situación es momento de analizar si estábamos ante la mejor de las alternativas y las consecuencias que tendrá para el conjunto de la economía española.
El problema español como hemos explicado desde estas paginas en innumerables ocasiones no es su deuda pública, sino la deuda privada. En este sentido, uno de los sectores más lastrados por su exposición a la burbuja inmobiliaria es la banca. Con la penúltima reforma financiera las necesidades de capitalización de los bancos se han incrementado exponencialmente llegando a niveles (según FMI) de 40.000 millones de euros. Esta situación provoca que no sea suficiente con la inversión privada para recapitalizar el sector financiero y se deba acudir al sector público para que muchas entidades no se vean expuestas a la quiebra. Sin embargo, nuestro país no está en disposición de acudir al mercado para financiarse con esa cantidad, puesto que se produciría un colapso que lastraría nuestra economía.
Ante este escenario, el gobierno español ha acabado aceptando la línea de crédito de 100.000 millones de euros que ha puesto encima de la mesa el Eurogrupo. Llegados a este punto, deberíamos preguntarnos ¿Estamos ante un rescate de la economía española? Para responder a esta pregunta tenemos que analizar las tres alternativas posibles para la intervención europea:
- Rescate directo al Tesoro español. Era la opción preferida por Alemania para atar en corto al ejecutivo español del que parece ser no se fía. Seguramente, algo habrá tenido que ver los bandazos y la improvisación del gobierno de Rajoy que ha preferido anteponer sus intereses electorales a los del país. Esta alternativa hubiera provocado un grave problema, ya que el fondo europeo de rescate se hubiera situado en el primer lugar en el orden de prelación de acreedores. Este hecho, hubiera provocado que inmediatamente las agencias de calificación rebajaran el rating español a bono basura como sucedió en los casos irlandés y portugués. Por tanto, una dificultad de financiación puntual se habría convertido en el desastre absoluto al depender definitivamente de la “ayuda” europea.
- Rescate directo a la banca española. Esta era la alternativa preferida por España. Se hubiera tratado de una inyección directa en los bancos más débiles que hubieran tenido que responder directamente ante los supervisores europeos.
- Rescate a través del FROB. Finalmente ha sido la opción utilizada . Es una opción intermedia, ya que no se rescata al conjunto de la economía española, sino sólo un sector de la misma. Sin embargo, el FROB es un ente que en última instancia pertenece al Estado. Por tanto, el que va a firmar el acuerdo formal de rescate va a ser el Estado español y si los bancos no devuelven el crédito será quien tenga que pagar ese montante.
Expuestas las posibles soluciones ¿Ahora qué? Según el ministro de economía Luis De Guindos únicamente se van a imponer condiciones a la banca. Sin embargo, el comunicado del Eurogrupo deja claro que se “vigilará de cerca el cumplimiento de España”. De esta manera, en los próximos días vamos a asistir a la negociación de la letra pequeña del rescate y a la postre la más cruel.
Además, se va a exigir a España el cumplimiento inflexible de los objetivos de déficit. Sin embargo, esta línea de crédito va a afectar la consolidación fiscal de forma importante, por lo que desde Europa se van a imponer nuevos recortes que van a afectar a la débil economía española y al bienestar de los ciudadanos. Apunten dos partidas: subida del IVA (España es uno de los países donde este impuesto es más bajo) y bajada de las pensiones. Son dos elementos que permiten una rápida inyección de fondos.
Todo ello va a perjudicar aún más la frágil demanda interna, y sin demanda no habrá oferta, por tanto ni la economía ni el empleo crecerá.
La conclusión de todo ello es que los datos dejan entrever que el tiempo que viene será complicado y que el margen del gobierno ahora ya es inexistente, al haber desaparecido la autonomía financiera. Ahora ya estamos en manos de los “Hombres de Negro” aunque vistan de Armani.
A pesar de todo, si acudimos a la Historia Económica hay un motivo para el optimismo. Cuando los datos apuntaban a las coyunturas más penosas, España produjo el milagro. Algunos ejemplos son: 1959 con el Plan de Estabilización; 1970 mediante el Acuerdo Preferencial con la CEE; 1977 a través de los Acuerdos de la Moncloa; 1986 con la adhesión a la Europa comunitaria; 1998/2000 con el ingreso en la moneda única. La cuestión es ¿Qué ocurrirá esta vez?